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miércoles, 3 de abril de 2013

Un mundo sin espejos

Como los salvajes, viviríamos como salvajes. Salvajes que se anteponen al otro antes que a sus propias necesidades. Seres con una gran empatía y respeto mutuo.

Antes que dedicar el tiempo a arreglarse, maquillarse, peinarse y aparentar lo que quieras mostrar como bien refleja tu espejo, lo dedicaríamos a satisfacer las necesidades del grupo, trabajaríamos en sociedad. Y es que el "espejo" nos ha hecho independientes, sí, pero individuales y egoístas. Mucho depende de con qué ojos te mires, cómo te veas y cómo quieres que te vean para, antes de salir, embadurnarte con cremas y lacas y aparentar ser uno más del rebaño aunque en el fondo sepas que ser todos iguales dista mucho de asemejarse a tener una personalidad propia. Pero te dignas a las apariencias, a aparentar aires de grandeza dando una imagen triunfante para que piensen que eres un triunfador cuando en realidad no eres más que el subproducto de una sociedad consumista que lo único que te quiere hacer creer es que dependes de la opinión del resto y, para más inri, de todos los productos basura que contaminan la naturaleza de la que procedemos y de la que sin ella no podríamos valernos por nosotros mismos ni por mucha tecnología que tengamos.

Vamos por la vida buscando un reflejo idéntico al nuestro, pero nos damos cuenta de que todos son iguales. Todos visten igual, todos tienen los mismos detalles en los mismos rasgos. Nadie destaca por encima de otro. Y todas nuestras creencias de que necesitamos de nuestra otra media naranja se basan en que vistan y aparenten ser lo mismo, siendo nada más que personas vacías y carentes de personalidad, gustos propios y sentido común. Por eso no es extraño que haya tantos fracasos en el desamor, si la gente se mostrase más cómo es y, por lo tanto, cómo sería realmente a lo largo de un tiempo en pareja, habrían menos disgustos y que aquella persona que pensabas que era dulce y ahora no es más que un holgazán, te das cuenta, pero tarde, que siempre ha sido un holgazán tratando de ocultarlo.
Pero no, yo no soy así. Y hay más gente así también  Con carácter, con voluntad y personalidades fuertes y bien definidas. Con ideales y creencias adquiridos y aceptados, no impuestos. Que escuchan música diferente, visten con ropa atrevida y llevan pelos estrambóticos, tatuajes, pircings, o cualquier otro sello identificativo que los subcataloga en una propia sociedad o subcultura, ya vaya en contra de esta o a favor, son, al fin y al cabo, como si nunca hubieran tenido un espejo.

Y es que no es verdad que la imagen sea el espejo del alma, por muy cierto que pueda ser que las primeras impresiones son importantes, no lo son, carecen de mucha información. No me extrañaría ver cualquier día de estos un punkarra de esos que llevan pinchos y el pelo de punta, escribir poesía o verle llorar en plena calle porque no le importa lo que piensen los demás de él. Y es que hay mucha diferencia entre esos "sellos" de identidad, y el carecer de algo que te identifique. Mientras unos serán quienes quieran ser, otros se dejarán llevar por lo que quieren que seas. Yo no necesito un espejo que me diga lo que tengo que ser, si quiera creo necesitar un espejo, solo por el carisma y los ánimos que me da seguir viéndome ahí para mi mismo, me hace verme mejor y querer valorar más a la gente por quién es de verdad y no "por lo que son", por que entre ser y ser lo que pareces hay mucha diferencia. Y yo prefiero no ser nadie a ser un gilipollas que no sabe lo que quiere ser.

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